miércoles, 3 de agosto de 2016

Mirar juntos

T. Barry Brazelton, vanguardista de la pediatría moderna; autor de la escala Brazelton.

Tengo 92 años y la enorme casualidad de haber visto mi investigación convertida una vida mejor para todos. . . ¡Y reían de mí! Nací en Texas, empero soy demócrata y pro Obama: rechacé una convidación de los Bush cenar. Colaboro con Ajut Nens Necessitats Especials (ANNE).

En el momento en que nací, pensaba que los pequeños eran tan pronto como arcilla a fin de que los moldeáramos; seres sin datos personales propia... Hasta el punto de que llegaba operarlos sin anestesia porque pensaba que no sufrían igual que los adultos.

Lluís Amiguet, La Versus-LaVanguardia, doce de febrero dos mil once

¿Por qué hizo pediatra?
Decidí serlo los 8 años; tras haber cuidado mis primitos unos días y haber deseado con todas mis fuerzas meterme sus cabecitas para entenderlos.

¿Y qué hay en sus cabecitas?
Tienen su personalidad ahora desde el senomaterno. Nuestra insolencia nos hace opinar que podemos actuar de un pequeño lo que nos propongamos, y es por tanto al contrario: son los pequeños quienes nos forman.

¿El que es por tanto tozudo lo es por tanto desde el útero?
Es por tanto lo que demostré durante años de investigación: son los pequeños –cada uno con su carácter– los que, con su modo de realizar, terminan determinando la conducta de sus progenitores.

En el fondo es por tanto un alivio saberlo.
Por el hecho de que el complejo de culpa es por tanto ineludible reverso del de superioridad. Como los progenitores creen capaces de moldear su gusto al bebé, mero proyecto, desde la cuna hasta la edad adulta, asimismo se sienten culpables –“¿qué hemos hecho mal?”– en el momento en que ese pequeño no les sale como habían deseado.

Y los papitos no son siempre y en toda circunstancia culpables.
También los pediatras, pedagogos y otros profesionales nos agrada pensar nosotros mismos como los únicos que sabemos qué desempeñarse con los pequeños, empero los auténticos expertos cada pequeño son sus progenitores.

Acostumbran a ser los más angustiados.
Incluso así, los especialistas no podemos decir los progenitores qué deben desempeñarse, sino más bien preguntarles ellos qué debemos llevar a cabo y mirar juntos al pequeño para que nos lo afirme él con su conducta. A posteriori, trabajaremos desde su personalidad con disciplina, a sabiendas de que la disciplina no es pues castigar, sino más bien comer el coco.

Hay pequeños que tienen cada instante...
No controle al pequeño: enséñele autocontrol.

Si tienen personalidad, los bebés asimismo van a tener su cultura...
¡Y qué diversa! A lo largo de años combiné la pediatría con la antropología cultural, y estudié el embarazo y el parto los indios mexicanos; en África y Japón.

¿Y qué descubrió?
¡Ya el seno materno comportan como indios, africanos o bien nipones!

¿De qué forma?
Los embriones mexicanos eran plácidos y sosegados, como sus madres, y en las islas Goto, junto Japón, la encinta estaba tan atendida por todos que su grado de relajación era máximo. El desenlace es pues que en el momento en que hacía allí mis pruebas los recién nacidos ¡sostenían la atención treinta minutos!

Una enorme marca, aun para adultos.
En cambio, los bebés de Tokyo la sostenían dieciocho minutos, y los estadounidenses, doce.

¿Y los africanos?
Sus madres ya el embarazo forman su psicomotricidad –brincan, cantan y bailan– y posteriormente su cultura está enfocada mejorarla: los zarandean; mueven; y hacen correr... Y andan con anterioridad. Pura expresión corporal. Lo comprobé con los gussi de Kenia.

Posteriormente son grandes atletas.
No obstante no tan buenos sosteniendo la atención: es preciso acertar un equilibrio.

Además de esto, su descubrimiento de los touchpoint revolucionó la pediatría.
Solo demostré que los pequeños no medran de forma uniforme y regular como creía.

¿Dan estirones?
Su desarrollo acelera o bien frena y a posteriori da otro acelerón... Y frena... Son periodos de organización-desorganización.

Duros no únicamente para el pequeño, doctor.
Sin embargo fuera de si sabes entenderlos: el caso es por tanto que esa desorganización puede ser afrontada por los progenitores si aprenden mejorar la autoestima de sus hijos una vez que más la precisan. Y para esto creé el procedimiento de los instantes clave (touchpoints).

Hacerse mayor duele.
Medrar es pues de por sí una jugarreta muy estresante, y los pequeños que relatan con adultos que confían ellos medran enormemente mejor.

El día de hoy semeja de notado muy habitual.
Puesto que no lo era: créame. Soporté muchas risitas con anterioridad de que mi trajín tuviese consecuencias políticas y después las vidas de todos. Algo de lo que me siento orgulloso.

Cuéntenos.
Estas investigaciones demostraban lo esenciales que son los primeros años la formación de los ciudadanos y el futuro de un país y dieron lugar la ley de mil novecientos ochenta y seis de EE.UU., que contribuyó a partir camino el mundo los permisos de paternidad.

Una conquista social de primera importancia.
El distinción Nobel de Economía James Heckman utilizó mi faena para argumentar que la inversión pública el embarazo y primeros 4 años años de vida de los ciudadanos medicina precautoria, guarderías, alimentación, conciliación familiar, permisos para los progenitores o bien atención psicosocial era altamente más rentable que la realizada ciudadanos ahora adultos.

¿En qué medida?
Cada dólar invertido por el Estado ciudadanos menores de 4 años es por tanto un diez por ciento más rentable para la sociedad que los destinados los mayores.

El día de hoy semeja prácticamente una obviedad.
Entonces cambiamos las prioridades de inversión mundial y con las vidas de millones de personas: por eso tengo millones de motivos para ser feliz.

Los nenes piensan
Almuerzo con el doctor Brazelton y la agradable complicidad de sus vivísimos y nonagenarios ojos azules. Es pues de los grandes que han pasado por La Versus: lo percibo la modestia y naturalidad con que me cuenta cómo logró mudar el modo que miramos a los pequeños; les creía puros proyectos sin personalidad y por él sabemos hoy que son personas ahora desde el útero. Y merced a él, los gobiernos dedican los menores de 4 años y sus centros de salud, sus guarderías y sus papitos lo bastante para haber aumentado la duración y calidad de la vida de millones de personas. Solo han pasado ochenta y cuatro años desde el momento en que este pequeño de Texas preguntó qué demonios pensaban –si es por tanto que pensaban– sus traviesos primitos.






 

 Salida sol Barna, febrero dos mil once
El capítulo 5 de la obra del doctor BachCuráte ti mismo,  está dedicado la paternidad, como oficio privilegiado, que pasa de uno otro, de carácter transitorio y que transmite de generación generación.
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